La madera de cedro fue utilizada como material de construcción en el Antiguo Egipto y según la Biblia se utilizó para construir el primer Templo de Jerusalén (posiblemente hacia el 976 a. C.). Su madera tiene la cualidad de ahuyentar a insectos y gusanos, y un olor peculiar.
Sin embargo, por ser una madera bastante frágil, su empleo en carpintería es muy limitado. Sus propiedades de imputridez lo hacen idóneo en la construcción naval y la fabricación de sarcófagos. Se usa en la construcción, sobre todo como recubrimiento de muros exteriores y para tejas de madera.
La madera noble de este árbol es útil para crear instrumentos musicales, como guitarras, de gran sonoridad y belleza, así como para confeccionar objetos artesanos (cofres, joyeros, etc.). También se usa habitualmente en la fabricación de lápices.